
En el mundo de los emprendimientos, donde las ideas nacen y se adaptan de manera vertiginosa, se deben utilizar todas las estrategias al alcance.
Viajar, es una de las maneras más poderosas que las personas tienen para romper fronteras y hacer networking con emprendedores de todas partes del mundo.
Estar presente en lugares como Silicon Valley, Estocolmo o Tel Aviv ofrece, además, una transformación profunda de la mentalidad, donde la creatividad, la colaboración y el riesgo calculado forman parte del ADN colectivo.
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Networking internacional
Viajar por trabajo puede tener múltiples beneficios: aprender algo nuevo, inspirarse con ideas novedosas y construir relaciones significativas.
Cuando se trata de ecosistemas emprendedores globales, estos espacios de networking internacional convierten un viaje en la oportunidad ideal para escalar negocios, validar productos y acceder a mercados globales.
Los emprendedores exitosos saben que no basta con una buena idea.
Viajar permite precisamente eso: salir del entorno y enfrentarse a nuevas perspectivas que amplían los círculos.
Lejos de limitarse al intercambio de contactos, el networking implica construir relaciones auténticas basadas en confianza y un propósito compartido.
Es fundamental estar en el lugar y momento adecuado, y rodearse de las personas que pueden abrir puertas.
Los encuentros presenciales en hubs de innovación y congresos generan conversaciones más profundas que no se viven de otra manera.
Hoy más que nunca, en un mercado hiperconectado, hacer networking de una manera efectiva permite a los emprendedores pertenecer a una red mundial de talento y conocimiento donde cada momento, y cada conversación cuenta.
Silicon Valley: laboratorio de innovación
Hablar de ecosistemas emprendedores es imposible sin mencionar a Silicon Valley. Esta región del norte de California es conocida por concentrar una gran cantidad de startups y ser el lugar de nacimiento de la cultura moderna de la innovación.
En Silicon Valley fracasar no es sinónimo de derrota, sino una oportunidad de aprendizaje, ya que las historias de empresas que fracasaron antes de triunfar son parte de la mitología local.

Grandes nombres que todos conocemos hoy, como Apple, Google, Meta, Netflix o Tesla, nacieron en un entorno donde el fracaso se asume como parte del proceso.
Según el artículo Fail Fast: The Value of Studying Unsuccessful Technology Companies, de la Universidad de New Hampshire, la narrativa de “fallar rápido” está profundamente arraigada en Silicon Valley. La frase “fail fast, fail often” es visto casi como un mantra de la cultura tecnológica local.
Este enfoque convierte a la región en un espacio donde:
- Experimentar es más importante que acertar a la primera
- Las ideas son juzgadas por su potencial de impacto global, no por su origen.
- Los emprendedores son invitados a pensar en grande, desafiar convenciones y buscar soluciones que cambien industrias completas.
- Cada interacción puede abrir una nueva puerta.
El concepto de red de contactos va más allá del simple intercambio de tarjetas o perfiles de LinkedIn.
Cada encuentro con un café puede ser una oportunidad de inversión o el inicio de una colaboración estratégica.
Por más informales que sean las conversaciones, también son de alto impacto, y un emprendedor puede recibir feedback directo de un inversor o de un fundador que ya recorrió el mismo camino.
Para cualquier emprendedor que busca viajar para innovar, hacer una parada en Silicon Valley enseña una lección esencial: innovar no es un acto aislado, sino un hábito cultural.
Tel Aviv: start up nation
Con más startups per cápita que cualquier otro país, Tel Aviv tiene el título de Startup Nation, y es hoy uno de los ecosistemas más densos de innovación del mundo.
Su secreto está en la cultura que abraza el riesgo, la adaptabilidad y la colaboración.
En un territorio pequeño, con recursos limitados y rodeado de desafíos, la mentalidad emprendedora se basa en la creatividad y la resolución rápida de problemas.

Los emprendedores no esperan a tener el plan perfecto, sino que se lanzan con una idea, fallan y vuelven a intentarlo. Esa filosofía del “fail fast, learn faster” convierte a la ciudad en un lugar de entrenamiento ideal para quienes valoran la experimentación continua y la agilidad mental.
Según el estudio From Startup Nation to Open Innovation Nation: The Evolution of Open Innovation Activities within the Israeli Entrepreneurial Ecosystem, el ecosistema de innovación israelí ha evolucionado hacia modelos de innovación abierta, donde startups y empresas consolidadas colaboran de forma constante, compartiendo conocimientos y fortaleciendo sus conexiones.
Algunos de los nombres de empresas más conocidas incluyen Waze, Mobileye, Fiverr, Monday.com, todas con origen en Tel Aviv, o sus inmediaciones, pero con expansión global.
Los aspectos clave que hacen de Tel Aviv un punto estratégico para quienes viajan a innovar incluyen:
- Interconexión estructural: Universidades, incubadoras y fondos de inversión operan en proximidad geográfica y conceptual, lo que acelera la circulación de ideas.
- Innovación bajo presión: La escasez de recursos naturales impulsa soluciones pragmáticas y escalables, desde tecnologías agrícolas hasta ciberseguridad.
- Mentalidad global desde el inicio: La mayoría de las startups nacen con visión de exportación o expansión internacional, no como proyectos locales.
Visitar Tel Aviv es experimentar una energía emprendedora y contagiosa, con un ecosistema que impulsa la capacidad de adaptación, y una red de contactos internacionales capaz de potenciar cualquier proyecto.
Estocolmo: sostenibilidad y diseño
A diferencia de Silicon Valley o Tel Aviv, Estocolmo representa el equilibrio entre innovación, sostenibilidad y propósito.
La capital sueca se ha consolidado como uno de los ecosistemas emprendedores más éticos del mundo, combinando tecnología con un profundo sentido de responsabilidad social y ambiental.
El futuro pertenece a quienes logran crear valor sin comprometer el bienestar del planeta.
Con compañías reconocidas como Spotify, Klarna, Skype o King, Estocolmo ofrece una lección esencial para todo emprendedor en un viaje de innovación.
Según un artículo de Stockholm Business Region, Estocolmo está posicionada como Home of Impact por su capacidad de apoyar la innovación con propósito e impacto ambiental positivo.
Algunos de los pilares que explican su éxito son:
- Colaboración intersectorial: Universidades, empresas emergentes, grandes corporaciones y organismos públicos trabajan juntos en proyectos de innovación abierta, compartiendo datos, talento y recursos.
- Espacios de conexión real: Lugares actúan como laboratorios de encuentro donde los emprendedores pueden interactuar con inversores, mentores y expertos en sostenibilidad.
- Cultura de confianza: el networking en Estocolmo se basa en la transparencia y el respeto. Las relaciones se construyen en torno a valores compartidos, más que a intereses inmediatos.
- Paciencia estratégica: Por encima de la expansión acelerada, se valora el crecimiento estable y ético. El éxito se mide no solo por los ingresos, sino también por el impacto social y ambiental que genera cada proyecto.
Viajar a Estocolmo es descubrir que la verdadera innovación puede ser sostenible, ética y rentable a la vez. En la capital sueca, innovar no se trata de romper sistemas, sino de mejorarlos para todos.
Mentalidad global
En un mundo donde las soluciones más disruptivas nacen de la combinación de culturas, disciplinas y experiencias diversas, adoptar una mentalidad global se vuelve una ventaja competitiva esencial.
Los emprendedores que se exponen a distintos ecosistemas aprenden a observar patrones, identificar oportunidades y adaptarse a nuevos contextos con agilidad.
Viajar deja de ser una experiencia externa para convertirse en un proceso interno, donde se entrena la curiosidad y la resiliencia.
Quien se sumerge en otros entornos emprendedores entiende que el éxito no depende solo del capital o la tecnología, sino de la capacidad de integrar diferentes perspectivas.
Algunas características que definen esta mentalidad global son:
- Adaptabilidad: Comprender las diferencias culturales y ajustar la propuesta de valor a nuevos mercados.
- Aprendizaje continuo: Absorber conocimientos de otros sectores o regiones para anticipar tendencias.
- Empatía intercultural: Escuchar, conectar y generar confianza en entornos diversos.
- Visión de impacto: Diseñar empresas con propósito global, capaces de aportar soluciones a nivel global, en vez de solamente local.
El emprendedor que trabaja a nivel global no teme salir de su zona de confort, sino que entiende que la innovación se acelera cuando se escuchan voces distintas y cuando la colaboración se convierte en el motor del cambio.
Por eso, viajar deja de ser turismo profesional y se transforma en una estrategia de crecimiento personal y empresarial. Cada viaje, cada conversación y cada cultura visitada amplían la capacidad de imaginar futuros diferentes.
Viajar para explorar ecosistemas emprendedores internacionales es mucho más que una experiencia profesional. Es una inversión en la propia evolución de un líder.
En un entorno empresarial cada vez más competitivo, conocer otras realidades es una necesidad, no un lujo.
Cada interacción, cada conversación y cada choque cultural amplían nuestra perspectiva, fortalecen las redes globales y estimulan un pensamiento verdaderamente y visionario.
Presenciar de primera mano el desarrollo de Silicon Valley u otros ecosistemas a través del mundo, permite comprender cómo la innovación requiere de diversidad, colaboración y una mentalidad abierta.
Es entonces, cuando las posibilidades se vuelven infinitas.
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